El homenaje surge cuando se filma la primera película argumental argentina: “La Revolución de Mayo”, estrenada en el Teatro Ateneo, un 23 de Mayo de 1909. Estaba dividida en 15 cuadros, de los cuales se conservan sólo 9, cada uno de ellos precedido por un cartel. En el film se relatan los acontecimientos del 25 de Mayo de 1810, y los sucesos de los días precedentes.
Esta no solamente es la primera película argumental argentina sino una de las pocas que se conservan del período del cine mudo argentino.
Las películas argumentales llegan a nuestro cine gracias a la labor de un inmigrante italiano que había arribado al país en 1905. Su nombre era Mario Gallo, y antes dedicar su vida al cine se había desempeñado como director de coros de un elenco de operetas y hasta como pianista de café. Gallo introduce actores, decorados y guiones en sus realizaciones, alejándose del documentalismo que predominaba en las producciones de la época. Sin embargo, se comprobó que su primer filme es “La Revolución de Mayo” y no “El Fusilamiento de Dorrego”, como se creyó durante mucho tiempo.
Mario Gallo fue un cineasta, director y productor de cine que nació en Barletta, Puglia, Italia el 31 de julio de 1878 y falleció en Buenos Aires, Argentina, el 8 de mayo de 1945. Fue un pionero de la cinematografía argentina y realizó la primera película con argumento de ese país.
Mario Gallo llegó a Argentina en 1905 como director de coros de un elenco de operetas y se radicó en el país, ganándose la vida como pianista de café. Por causa de su trabajo conoció a Atilio Lipizzi, otro italiano que había trabajado con su connacional Leopoldo Frégoli, un famoso transformista que en los últimos años del siglo XIX había filmado cortometrajes sin sonido que incluía en sus espectáculos, y por su intermedio accedió a un cierto conocimiento de los secretos del nuevo arte, decidiéndose por dedicarle al mismo su actividad.
Los primeros filmes producidos y dirigidos por Gallo fueron El fusilamiento de Dorrego, con prestigiosos comediantes como Salvador Rosich, Eliseo Gutiérrez y Roberto Casaux y La Revolución de Mayo con Eliseo Gutiérrez como Vicente López y Planes, ambos rodados en 1909 sin que haya certeza sobre el orden en que fueran realizados. La versión tradicional de Pablo C. Ducrós Hicken investigador e historiador especializado en cine, la prioridad fue de El fusilamiento de Dorrego estrenado el 24 de mayo de 1908, del que no se conservan copias. Otros investigadores fechan su rodaje dos años después, lo que significaría que la primera película sería La Revolución de Mayo de 1909, de la que se conserva una copia restaurada.
Algunos estudiosos ven en la obra fílmica de Gallo la influencia de la corriente del Film d'Árt, que desde 1908 intentaba en Francia la primera aproximación al cine como arte, para alejarlo del mero espectáculo de feria, y que tuvo su primera expresión en El asesinato del Duque de Guise, filme que tuvo además la particularidad de ser el primero en contar con música original, expresamente solicitada por su director el francés André Calmettes, compuesta por el septuagenario Camille Saint-Saëns para ser ejecutada en vivo durante la proyección.
En La Revolución de Mayo se puede apreciar que su lenguaje está emparentado con el del cine francés de su tiempo: la acción es eminentemente teatral, los decorados pintados en telones (el Cabildo flamea al soplar el viento), la cámara toma el lugar de un espectador y la narrativa queda a cargo de las placas con leyendas, funcionando la imagen a la manera de la ilustración de un texto.
Otros filmes fueron Camila O' Gorman (1910), con Salvador Rosich y Blanca Podestá , Muerte civil (1910), sobre el drama La muerte civil de Paolo Giacometti, La batalla de Maipú (1912), filmada en los terrenos donde actualmente está el estadio de River Plate y en la cual los actores que interpretaban a San Martín y a O´Higgins se fueron al suelo cuando se deben dar el histórico abrazo ya que nunca antes habían subido a un caballo, La batalla de San Lorenzo (1912), Juan Moreira (1913) y Tierra baja, con el gran actor de teatro Pablo Podestá. Eran obras que, realizadas en un país que debía forjar su construcción republicana como así también su ideario, contribuían a pensar las "ficciones orientadoras" que son las determinantes a la hora de darle a los individuos un sentimiento de nación, identidad colectiva y destino nacional. Por su parte Francisco Madrid escribió que el estilo de Gallo tendía a lo operístico como en Italia y el Film d'Árt en Francia. Las películas de Gallo de ese primer período entre 1909 a 1913 aproximadamente,bastante primitivas, le significaron pérdidas económicas. Gallo trató de superarlas más tarde, con estudio, laboratorio, despliegue publicitario y producciones más ambiciosas y así surgieron En un día de gloria (1918) y En buena ley (1919). Ángel Villoldo se inspiró en la figura de Gallo para componer su tango criollo, Sacame una película, gordito.1 Gallo siguió ligado a actividades vinculadas al cine hasta que falleció, en la pobreza, el 8 de mayo de 1945 en Buenos Aires.
miércoles, 30 de octubre de 2013
miércoles, 23 de octubre de 2013
PIGÚÉ Y EL TANGO
La gestión del actual intendente
Hugo Alejandro Corvatta ha hecho un importante y prolongado trabajo con
el
tango en el Partido. Haciendo honor a los antepasados y raíces tangueras del
lugar en donde nació Juan Carlos Cobián cuyo nombre quedó inmortalizado en una
calle y dos bellos monumentos y se
rindió sentido homenaje al zorzal criollo, también con obras que quedaron para
la comunidad como muestra del respeto y afecto que al tango se profesa, Corvatta
ha impulsado junto a la Secretaría de Cultura numerosos espectáculos y actos
conmemorativos en su última gestión que pusieron nuevamente en valor diferentes
atractivos de la ciudad y permitieron al pueblo todo de Saavedra disfrutar de
buenos espectáculos con valores nacionales.
El nombre de Cobián y otros talentos
locales que tomaron rumbos lejanos y exitosos como Fernando Soler -recordado
popularmente por integrar la orquesta del maestro Héctor Varela junto a Jorge
Falcón y aquella inolvidable versión a dúo de la milonga “Azúcar, pimienta y
sal” y actual titular de una de las casas de tango más importantes de Buenos
Aires ubicada en el barrio de Barracas, Señor Tango- tuvieron su momento de
homenaje y retorno al pago chico. Así también, la intérprete Emi Cobián regresó
a los escenarios de su tierra para uno de los numerosos espectáculos evocativos
del compositor de Nostalgias, Los Mareados y La casita de mis viejos.
Un aspecto destacable de la serie
de espectáculos tangueros en la ciudad de Pigüé es el importante espacio
brindado a los cantantes, bailarines y músicos locales que acompañaron cada una
de las presentaciones de nivel nacional que se han ofrecido en la localidad. Es
meritorio realzar la tarea de fomento al semillero cultural local que seguirá haciendo
de Pigüé una ciudad con pasado, presente y futuro tanguero.
martes, 15 de octubre de 2013
Miguel Cané uno de los escritores más representativos de la Generación del '80
Nació en Montevideo el 27 de enero de 1851. Su padre, Miguel Cané, uno de los miembros del Gabinete de Lectura, se había alejado del país en 1835 debido a la tristeza que le inspiraba el gobierno de Rosas. Miguel Cané (hijo) se benefició mas tarde con la cláusula de la ley de ciudadanía, dictada en 1869, que permitió optar por la nacionalidad Argentina a todos aquellos que hablan nacido de padres argentinos en las repúblicas vecinas durante la época de Rosas. En realidad, Cané llegó a Buenos Aires cuando sólo contaba dos años de edad, ya que su familia regresó a la patria poco después de la batalla de Caseros. Hizo sus estudios secundarios en el Colegio Nacional de Buenos Aires, cuyo recuerdo le inspiró más tarde la redacción de su más famoso libro, Juvenilia , siguió la carrera de derecho en la Facultad de la misma ciudad y se recibió de abogado en 1872. La política y el periodismo le atrajeron desde su juventud y fue así como colaboró en La Tribuna, periódico de los Varela, que sostenía al partido autonomista de Alsina, y en El Nacional, entre cuyos redactores se hallaban Sarmiento y Vélez Sársfield.
Fue diputado nacional en 1875 y mis tarde senador por la Capital. Desempeñó los cargos de: Director General de Correos y Telégrafos en 1880, e Intendente Municipal de la Ciudad de Buenos Aires en 1892, ministro de Relaciones Exteriores y luego del Interior bajo la presidencia de Luis Sáenz Peña, y primer decano de la Facultad de Filosofía y Letras en 1900. Alternando con estas funciones sedentarias, fue sucesivamente embajador en Colombia y Venezuela en 1881 en AustriaI-Hungria en 1883, en Alemania en 1881, en España en 1886 y en Francia en 1901, satisfaciendo así su temperamento diplomático y su afición por los viajes. Falleció en Buenos .aires el 5 de setiembre de 1905.
Miguel Cané perteneció a esa famosa generación del 80, considerada como talentosa y despreocupada, afortunada y frívola, ardientemente Argentina y placenteramente cosmopolita. Sus amigos, Carlos Pellegrini, Aristóbulo del Valle, Roque Sáenz Peña, Lucio V.-López, Eduardo Wilde, Bartolomé Mitre y Vedia, le estimaron como maestro debido a su gusto refinado y a su gran influencia social, y así también le apreció el gran mundo porteño por sus obras sencillas, de tono familiar, y sus amenas conversaciones llenas de frescura y de gracia.
Estas indudables y atrayentes cualidades no perjudicaron, por su aparente superficialidad, a Miguel Cané en su papel de miembro de la clase gobernante de entonces, sea como legislador o como representante diplomático. Perteneció a la época de Roca, y luchó desde la prensa y el parlamento por la legislación laica. la educación común y la separación de la Iglesia y del Estado. Fue autor del proyecto de la ley No 4.144, llamada "ley de residencia", que el Congreso Nacional sancionó el 22 de noviembre de 1902, para autorizar al Poder Ejecutivo a expulsar a los agitadores extranjeros que fomentaban conflictos obreros en el país.
Miguel Cané se interesó también por la enseñanza y fue partidario de un retorno a la cultura humanista, bregando por el estudio de los clásicos griegos y romanos. Este último aspecto de su personalidad complementa su figura de hombre provisto de gusto artístico, de cultura y de cierta filosofía mundana que no se basa en la información copiosa sino en el conocimiento de la vida. Sus obras fueron escritas como pasatiempos en los escasos momentos que le dejaron libres la política y la diplomacia, la tertulia familiar y el club social. Mucho de su producción se encuentra dispersa en forma de colaboración periodística en La Prensa, La Nación y El País, además de los diarios de combate mencionados anteriormente. Se destacó también como orador persuasivo en la polémica parlamentaria y en la disertación académica. Siendo decano de la Facultad de Filosofía y Letras, pronunció dos de sus discursos más famosos: El espíritu universitario y La enseñanza clásica.
En otros géneros, especialmente en los ensayos, tenemos de él un libro titulado justamente Ensayos, publicado en 1877. en el que, pese a sus veintiséis años de edad, Cané demuestra ser un critico y un observador. Relata en esta obra sus primeros viajes a través de narraciones que algunos han estimado extravagantes. Llama sobremanera la atención la consideración con que trata en esta obra a Sarmiento, a quien proclama genio de la prensa argentina, siendo como lo era Cané admirador habitual de las letras inglesas y francesas. Siguió con la serie de impresiones de viajes en A distancia, aparecido en 1882, y con En viaje, de 1884, libro en que cada capítulo fluye la delicadeza de las ideas y la sencillez de la expresión. Se trata en En viaje de los viajes de Miguel Cané por Colombia y Venezuela, y ha quedado como pieza de antología su descripción de la pintoresca navegación a lo largo del río Magdalena. En Charlas literarias, publicado en 1885, figuran estudios sobre las obras de Shakespeare y de Dickens.
En Notas e impresiones, aparecida en 1901, se recopilaron los artículos literarios que Cané enviaba desde París al diario La Prensa con el seudónimo de "Travel".
Prosa ligera, editada en 1903, continúa la serie de crítica literaria, pero dedicada ahora a la producción española y argentina. El arte español, título de uno de sus capítulos, debía, según se afirma, servir de base para un estudio más extenso sobre las pinturas de Velázquez. La obra capital de Miguel Cané en cuanto a critica literaria es el Enrique IV de Shakespeare, publicado en 1900, con una traducción castellana del texto inglés, producción interesante por su información y por las ideas que allí campean.
Pero la celebridad popular de Miguel Cané se debe especialmente a su libro titulado Juvenilia, aparecido en 1882, obra meritoria en un género que, en realidad, escapa a toda clasificación.
En sus páginas sin pretensiones literarias ha dejado Cané sus nostalgias de juventud y sus alegrías de estudiante travieso. Para una Argentina que vive hoy a más de cien años de su nacimiento, este libro conserva la frescura de una simpatía incapaz de marchitarse.
Fue diputado nacional en 1875 y mis tarde senador por la Capital. Desempeñó los cargos de: Director General de Correos y Telégrafos en 1880, e Intendente Municipal de la Ciudad de Buenos Aires en 1892, ministro de Relaciones Exteriores y luego del Interior bajo la presidencia de Luis Sáenz Peña, y primer decano de la Facultad de Filosofía y Letras en 1900. Alternando con estas funciones sedentarias, fue sucesivamente embajador en Colombia y Venezuela en 1881 en AustriaI-Hungria en 1883, en Alemania en 1881, en España en 1886 y en Francia en 1901, satisfaciendo así su temperamento diplomático y su afición por los viajes. Falleció en Buenos .aires el 5 de setiembre de 1905.
Miguel Cané perteneció a esa famosa generación del 80, considerada como talentosa y despreocupada, afortunada y frívola, ardientemente Argentina y placenteramente cosmopolita. Sus amigos, Carlos Pellegrini, Aristóbulo del Valle, Roque Sáenz Peña, Lucio V.-López, Eduardo Wilde, Bartolomé Mitre y Vedia, le estimaron como maestro debido a su gusto refinado y a su gran influencia social, y así también le apreció el gran mundo porteño por sus obras sencillas, de tono familiar, y sus amenas conversaciones llenas de frescura y de gracia.
Estas indudables y atrayentes cualidades no perjudicaron, por su aparente superficialidad, a Miguel Cané en su papel de miembro de la clase gobernante de entonces, sea como legislador o como representante diplomático. Perteneció a la época de Roca, y luchó desde la prensa y el parlamento por la legislación laica. la educación común y la separación de la Iglesia y del Estado. Fue autor del proyecto de la ley No 4.144, llamada "ley de residencia", que el Congreso Nacional sancionó el 22 de noviembre de 1902, para autorizar al Poder Ejecutivo a expulsar a los agitadores extranjeros que fomentaban conflictos obreros en el país.
Miguel Cané se interesó también por la enseñanza y fue partidario de un retorno a la cultura humanista, bregando por el estudio de los clásicos griegos y romanos. Este último aspecto de su personalidad complementa su figura de hombre provisto de gusto artístico, de cultura y de cierta filosofía mundana que no se basa en la información copiosa sino en el conocimiento de la vida. Sus obras fueron escritas como pasatiempos en los escasos momentos que le dejaron libres la política y la diplomacia, la tertulia familiar y el club social. Mucho de su producción se encuentra dispersa en forma de colaboración periodística en La Prensa, La Nación y El País, además de los diarios de combate mencionados anteriormente. Se destacó también como orador persuasivo en la polémica parlamentaria y en la disertación académica. Siendo decano de la Facultad de Filosofía y Letras, pronunció dos de sus discursos más famosos: El espíritu universitario y La enseñanza clásica.
En otros géneros, especialmente en los ensayos, tenemos de él un libro titulado justamente Ensayos, publicado en 1877. en el que, pese a sus veintiséis años de edad, Cané demuestra ser un critico y un observador. Relata en esta obra sus primeros viajes a través de narraciones que algunos han estimado extravagantes. Llama sobremanera la atención la consideración con que trata en esta obra a Sarmiento, a quien proclama genio de la prensa argentina, siendo como lo era Cané admirador habitual de las letras inglesas y francesas. Siguió con la serie de impresiones de viajes en A distancia, aparecido en 1882, y con En viaje, de 1884, libro en que cada capítulo fluye la delicadeza de las ideas y la sencillez de la expresión. Se trata en En viaje de los viajes de Miguel Cané por Colombia y Venezuela, y ha quedado como pieza de antología su descripción de la pintoresca navegación a lo largo del río Magdalena. En Charlas literarias, publicado en 1885, figuran estudios sobre las obras de Shakespeare y de Dickens.
En Notas e impresiones, aparecida en 1901, se recopilaron los artículos literarios que Cané enviaba desde París al diario La Prensa con el seudónimo de "Travel".
Prosa ligera, editada en 1903, continúa la serie de crítica literaria, pero dedicada ahora a la producción española y argentina. El arte español, título de uno de sus capítulos, debía, según se afirma, servir de base para un estudio más extenso sobre las pinturas de Velázquez. La obra capital de Miguel Cané en cuanto a critica literaria es el Enrique IV de Shakespeare, publicado en 1900, con una traducción castellana del texto inglés, producción interesante por su información y por las ideas que allí campean.
Pero la celebridad popular de Miguel Cané se debe especialmente a su libro titulado Juvenilia, aparecido en 1882, obra meritoria en un género que, en realidad, escapa a toda clasificación.
En sus páginas sin pretensiones literarias ha dejado Cané sus nostalgias de juventud y sus alegrías de estudiante travieso. Para una Argentina que vive hoy a más de cien años de su nacimiento, este libro conserva la frescura de una simpatía incapaz de marchitarse.
sábado, 12 de octubre de 2013
Se presentó El Libro ROBERTO ACHÁVAL, El último cantor de Pichuco
El
pasado domingo 06 de Octubre a las 17 hs, en el marco del 3º Festival Nacional
de Tango CARLOS DI SARLI de Bahía Blanca, se presentó en la Confitería de la
Estación Sud de esa ciudad, la biografía del cantor whitense Roberto Achával,
quien se desempeñó en las orquestas de Luis “Palito” Bonnat, Osvaldo Piro, Omar
Valente, Ernesto Baffa y Osvaldo Berlingieri, Osvaldo Tarantino, Roberto
Pansera y Panchito Nolé, llegando a
la cumbre ansiada por cualquier cantor de acompañar los últimos meses de
actuación de Aníbal Pichuco Troilo
-según él mismo “el sueño del pibe”.
La
historia contada por Gabriela A. Biondo y José Valle con la colaboración de
amigos, familiares y colegas, no es sólo el reflejo de la trayectoria de un
artista sino el acercamiento a la vida de un hombre que, además de ser un gran
músico y excelente cantante, fue una persona sencilla, incorruptible y amada.
“Es
necesario, para quienes gustamos de saber lo que hay detrás de un gran talento
–versa la introducción- conocer al
hombre que guardaba Roberto Achával detrás del galán y poder así incorporar con
mayor sensibilidad cada una de las vivencias que se contarán en este libro”.
La biografía
tiene como prologuista a Sergio Raimondi, Director del Instituto Cultural de
Bahía Blanca, y fue editada por “En un feca”,
editorial que vio la luz con el libro biográfico “Carlos Di Sarli, El
Señor con Alma de Niño” (2012) y hoy se encuentra orgullosa de su segunda
producción tanguera.
“Oscar Aníbal
Crudeli fue de esas personas que dejan huella inalterable en los corazones de
la gente. Fue un gran compañero de trabajo, un
excelente amigo, un marido enamorado, confidente, romántico y compañero y un
padre excepcional, que a pesar de su trabajo contrarreloj no descuidó nunca su
presencia en casa ni el amor por los hijos. Fue un profesional envidiable,
responsable y con una conducta estricta a pesar del tentador ambiente nocturno”,
cuenta Valle.
“Lo
que más me entusiasmó en el inicio de este proyecto fue poder dejar plasmado
por escrito el inmenso amor que unía a Cacho
y a la negra –como conocen en White a
Roberto y su esposa Juana Dodero. Ella lo tiene tan presente como cuando vivía
a su lado, lo nombra, besa sus fotos, se emociona al contar las vivencias más
sencillas a su lado… nunca vi un amor tan inmenso y atemporal, tan arraigado en
esa mujer que lo adora y desea como cuando tenía 20 años. El tiempo y la muerte
no la separó de su querido Cacho, que
seguramente la está esperando con un mate caliente en algún rinconcito de este
mundo, como solía despertarla cariñosamente en las mañanas”, contó Biondo.
La
contratapa del ejemplar explica el por qué de la obra: “Un hombre que merece el
amor y el respeto más allá de la muerte, un padre que fue –además- el mejor
amigo de sus hijos, una persona para la cual nadie esboza un agravio, un
profesional que mereció los mayores halagos sobre y debajo del escenario, un
cantor que fue elegido por Troilo (el mayor intuitivo de la historia del tango
en lo que a vocalistas refiere) y por la gente, un nombre que quedó marcado a
fuego en la lista de los inolvidables, merecía el registro de su paso por esta
circunstancia terrenal donde tanto se brindó. Para eso, estas páginas.
“Roberto
Achával, Cacho, su ciudad natal, su
familia, su carrera y sus maestros, Aníbal Troilo y el tango serán las guías
que nos conduzcan por este camino nostalgioso
del recuerdo para colocar una merecida estrella más en el cielo de los
bahienses que dejaron su huella en la cultura popular argentina”.
martes, 1 de octubre de 2013
Emilio Pettoruti
Nace el 1 de octubre de 1892 en la ciudad de La Plata, provincia de Buenos Aires. Estudia en la Escuela de
Bellas Artes de su ciudad natal y se ejercita en el dibujo cuando visita el Museo de Historia Natural. Luego de tomar un curso de perspectiva, comienza a exhibir sus primeras obras en las vidrieras de la tienda Gath & Chaves y a publicarlas en las revistas La Ciudad y Rayos de Sol. En junio de 1911 realiza su primera exposición en las salas del desaparecido diario platense Buenos Aires.
En 1913 viaja a Florencia, donde frecuenta a la vanguardia futurista, que en ese momento realizaba la primeraEsposizione d'Arte Futurista "Lacerba". Pettoruti expresa su propia idea de la dinámica de las cosas en movimiento en su serie Armonías. En Italia participa en numerosas exposiciones y recorre varias ciudades, estudiando diferentes técnicas artísticas. Entre 1916 y 1917 vive en Roma, donde traba amistad con los artistas del círculo vanguardista de las revistas Cronache d'Attualitá y Valori Pastici, entre ellos Giacomo Balla, Enrico Prampolini, Giorgio De Chirico, Carlo Carrá y otros, que concurrían a los encuentros de los cafés Aragno e Il Greco. Luego se establece en Milán, donde es admitido como socio pittore en la Famiglia Artistica. En esta época se gana la vida con la ilustración de libros, el diseño de vitraux y realizando proyectos escenográficos.
En 1920 expone un paisaje sintético en la XII Biennale Internazionale di Venezia. Al año siguiente, mientras participa en la Prima Mostra del Paesaggio Italiano y en la Esposizione Nazionale della Citta di Roma, paradójicamente, su envío para el Salón Nacional es rechazado por el jurado. Luego, durante su viaje a Viena y a varias ciudades alemanas, expone en la Galería Der Sturm de Berlín, con gran éxito. En 1924 Filippo Marinetti le presenta a Léonce Rosenberg, quien se ofrece a ser su marchand, y le desaconseja la muestra que planeaba realizar en la Argentina. En efecto, las obras de Pettoruti presentadas ese año en el Salón Witcomb de Buenos Aires son objeto de una encendida polémica, aunque abren cauce a la renovación plástica.
Dirige el Museo Provincial de Bellas Artes de La Plata entre 1927 y enero de 1932, fecha en que es cesado; pero pronto es restituido en el cargo. Expone en el Círculo de Bellas Artes, Montevideo (1939); en Amigos del Arte, Buenos Aires (1940); en el Museum of Art de San Francisco (1944), y en la National Academy, Nueva York (1944). En 1947 es separado nuevamente de su cargo como director del Museo Provincial.
Retorna a Europa, donde exhibe en las galerías Il Milione, Milán (1952); Número, Florencia (1952), y San Marco, Roma (1953). Se establece en París y expone en Durand-Ruel (1954); en Arte abstracto, Las primeras generaciones 1910-1939, Musée d'Art de Saint Etienne (1957); en 50 años de pintura abstracta, organizada por Michel Seuphor, y en otras muestras individuales que acercaron su obra al público de esa ciudad. Desde 1959 participa en el Salon des Réalités Nouvelles. En 1960 integra la Primera exposición internacional de arte moderno, Museo de Arte Moderno, Buenos Aires, y Construction and Geometry in Painting, Nueva York. En 1961 comparte con los artistas más importantes de la abstracción internacional la exposiciónArte abstracto constructivo internacional, presentada por la Galerie Denise René, París.
En 1966 viaja a la Argentina y concluye sus memorias, publicadas con el título Un pintor ante el espejo. Recibe el Premio Continental Guggenheim de las Américas (1956) y el Gran Premio otorgado por el Fondo Nacional de las Artes (1967). En sus últimos años presenta exposiciones en Bonn, Berlín, Bruselas y Ginebra, entre otras ciudades europeas, y representa a la Argentina en la XI Bienal Internacional de Sao Paulo, Brasil (1971). Fallece en París el 16 de octubre de 1971, a los 79 años de edad.
En 1913 viaja a Florencia, donde frecuenta a la vanguardia futurista, que en ese momento realizaba la primeraEsposizione d'Arte Futurista "Lacerba". Pettoruti expresa su propia idea de la dinámica de las cosas en movimiento en su serie Armonías. En Italia participa en numerosas exposiciones y recorre varias ciudades, estudiando diferentes técnicas artísticas. Entre 1916 y 1917 vive en Roma, donde traba amistad con los artistas del círculo vanguardista de las revistas Cronache d'Attualitá y Valori Pastici, entre ellos Giacomo Balla, Enrico Prampolini, Giorgio De Chirico, Carlo Carrá y otros, que concurrían a los encuentros de los cafés Aragno e Il Greco. Luego se establece en Milán, donde es admitido como socio pittore en la Famiglia Artistica. En esta época se gana la vida con la ilustración de libros, el diseño de vitraux y realizando proyectos escenográficos.
En 1920 expone un paisaje sintético en la XII Biennale Internazionale di Venezia. Al año siguiente, mientras participa en la Prima Mostra del Paesaggio Italiano y en la Esposizione Nazionale della Citta di Roma, paradójicamente, su envío para el Salón Nacional es rechazado por el jurado. Luego, durante su viaje a Viena y a varias ciudades alemanas, expone en la Galería Der Sturm de Berlín, con gran éxito. En 1924 Filippo Marinetti le presenta a Léonce Rosenberg, quien se ofrece a ser su marchand, y le desaconseja la muestra que planeaba realizar en la Argentina. En efecto, las obras de Pettoruti presentadas ese año en el Salón Witcomb de Buenos Aires son objeto de una encendida polémica, aunque abren cauce a la renovación plástica.
Dirige el Museo Provincial de Bellas Artes de La Plata entre 1927 y enero de 1932, fecha en que es cesado; pero pronto es restituido en el cargo. Expone en el Círculo de Bellas Artes, Montevideo (1939); en Amigos del Arte, Buenos Aires (1940); en el Museum of Art de San Francisco (1944), y en la National Academy, Nueva York (1944). En 1947 es separado nuevamente de su cargo como director del Museo Provincial.
Retorna a Europa, donde exhibe en las galerías Il Milione, Milán (1952); Número, Florencia (1952), y San Marco, Roma (1953). Se establece en París y expone en Durand-Ruel (1954); en Arte abstracto, Las primeras generaciones 1910-1939, Musée d'Art de Saint Etienne (1957); en 50 años de pintura abstracta, organizada por Michel Seuphor, y en otras muestras individuales que acercaron su obra al público de esa ciudad. Desde 1959 participa en el Salon des Réalités Nouvelles. En 1960 integra la Primera exposición internacional de arte moderno, Museo de Arte Moderno, Buenos Aires, y Construction and Geometry in Painting, Nueva York. En 1961 comparte con los artistas más importantes de la abstracción internacional la exposiciónArte abstracto constructivo internacional, presentada por la Galerie Denise René, París.
En 1966 viaja a la Argentina y concluye sus memorias, publicadas con el título Un pintor ante el espejo. Recibe el Premio Continental Guggenheim de las Américas (1956) y el Gran Premio otorgado por el Fondo Nacional de las Artes (1967). En sus últimos años presenta exposiciones en Bonn, Berlín, Bruselas y Ginebra, entre otras ciudades europeas, y representa a la Argentina en la XI Bienal Internacional de Sao Paulo, Brasil (1971). Fallece en París el 16 de octubre de 1971, a los 79 años de edad.
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