martes, 30 de abril de 2013

Ernesto Sábato

Ernesto Sábato nació en Rojas, provincia de Buenos Aires, en 1911. Hizo su doctorado en física y cursos de filosofía en la Universidad de La Plata. Trabajó luego en el Laboratorio Curie, en París, y abandonó definitivamente la ciencia en 1945 para dedicarse exclusivamente a la literatura.

    Ha escrito varios libros de ensayos sobre el hombre en la crisis de nuestro tiempo y sobre el sentido de la actividad literaria -El escritor y sus fantasmas (1963), Apologías y rechazos (1979)-, y tres novelas: El túnel (1948), Sobre héroes y tumbas (1961), y Abbadón el exterminador (1974).
    Dice Sábato: "Puede parecer un acto de horrible esnobismo que tres crisis fundamentales de mi vida se sucedieran en París, pero efectivamente así fue. La primera se produjo en el invierno de 1935, cuando yo era un muchacho de 24 años. Desee 1930 milité en la Juventud Comunista, cuando la dictadura del general Uriburu. Abandoné estudios, familia y mis comodidades burguesas. Viví con nombre supuesto en La Plata, en cuyos suburbios estaban los dos frigoríficos más grandes del país, donde se explotaba despiadadamente a toda clase de inmigrantes, que vivían amontonados en tugurios de zinc, rodeados de pantanos de aguas podridas. Repartíamos manifiestos, participábamos de la organización de huelgas. Hacia 1933 fue ya secretario de la Juventud Comunista, cuando habían empezado mis dudas sobre el estalinismo, y entonces resolvieron mandarme a las Escuelas Leninistas de Moscú, a purificarme. Si hubiese ido, no habría vuelto jamás vivo. Tenía que pasar previamente por Bruselas, por un congreso contra el fascismo y allí supe con horrendos detalles de los "procesos" de Moscú. Me escapé a París, viví un invierno muy duro en la piecita de un compañero disidente, mientras el partido me buscaba. Logré volver a la Plata, donde proseguí mi carrera en física-metemática. Cuando terminé mi dieron una bourse para trabajar en el laboratorio Curie, donde trabajé durante casi un año y, allí en París, asistí a la ruptura del átomo de uranio, que se disputaban tres laboratorios: ganó la "carrera" un alemán. Pensé que era el comienzo del Apocalipsis. Viví en una confusión horrible, mientras escribía mi primera novela y cometí la infamia de dejar que Matilde se volviera a la Argentina con nuestro primer hijo, de pocos meses, mientras yo tenía una amante rusa. La tercera crisis fue consecuencia de todo esto, y de mi vínculo con los surrealistas: Domínguez, Matta, Wifredo Lam y otros. En otro día de invierno fuimos con Domínguez, a la tarde, al Marché aux Puces y volvimos después en el Metro hasta Montparnasse, donde tenía su estudio Domínguez. En la calle, ya era de noche, en un especie de nevisca, Domínguez se detuvo y me dijo:"¿Qué te parece si esta noche nos suicidamos juntos ?" No era una broma, era muy propenso, como lo probó años después. Yo me negué, aunque también me atraía el suicidio: me salvó mi instinto, y aquí estoy, junto a la Matilde de todos los tiempos, una de esas "mujeres fuertes de la Biblia", que está muriendo, en medio del dolor más profundo de mi vida, en el final de una existencia muy compleja." (Ernesto Sábato, 24 de enero de 1995)

jueves, 25 de abril de 2013

Un 25 De Abril De 1946 Se estrena el film "Donde mueren las palabras"

Con la actuación de Enrique Muiño, Hugo Fregonese -recordado director de "Apenas un delincuente" y "Pampa bárbara"- estrenó "Donde mueren las palabras". El film contó con guión de Homero Manzi y Ulyses Petit de Murat, autor este último del mayor número de libretos para películas del cine argentino y creador de "Bailáte un tango, Ricardo" que, con música de Juan D´Arienzo, evoca un episodio mítico de la historia del tango protagonizado por Ricardo Giraldes en París.

domingo, 21 de abril de 2013

Gaby “la voz sensual del tango” da el puntapié inicial a la 23 temporada del salón de arte Mario Iaquinandi

Gaby
GABY "LA VOZ SENSUAL DEL TANGO" lleva editados 6 cd de tangos con distribucion y venta nacional e internacional su ultimo material discografico se titula "LA COPA ROTA".-
Ha realizado giras por Panama,El salvador, Cuba,Chile ,Uruguay , Peru y por todo en pais . La voz de Gaby es sin duda una de las voces más dulces, consigue transmitir un cúmulo de sensaciones impresionantes y su peculiar fraseo, ... está cargado de una gran profundidad tanto de contenido como de sentimientos. Ante este portento bahiense sólo se puede aplaudir y decir ¡bravo! Cada disco que edita denota evolución, crecimiento y madurez, esperemos que siga así muchísimos años y tener el placer de seguir disfrutando de la maravillosa carrera musical que está desarrollando desde hace mucho tiempo. Gaby con tan sólo 28 años, ha conseguido abrirse hueco entre las mejores voces femeninas de nuestra época, y sin duda eso lo demuestra el gran éxito que va cosechando con trabajo y esfuerzo.


Con  el auspicio del  Consejo  Profesional  y Colegio de Graduados en  Ciencias Económicas, el Salón de arte MARIO IAQUINANDI, anuncia el Primer  Recital de la   temporada nro 23, a  llevarse a cabo el sábado 27 de Abril  a las 21.30 horas en la  sala auditorio de  Moreno 219,con entrada libre y gratuita.Habrán de participar  los escritores  Atilio  Zanotta y Sergio Sammartino, lectura de poemas en  las voces de   Alejandro Ferrario  y Marta  Rodríguez , los narradores Laura Faineraij, Raquel Morales y Jorge  Mux , la pareja de tango que integran  Daiana y Alejandro, el guitarrista Julián Del Santo junto a Gustavo Fernández en  percusión  y la actuación de  la cantante Gaby, la voz sensual del Tango.En el acceso a la sala se exhibirán obras de la  plástica  Ileana  Cerato.

Este salón vio la luz el 31 de agosto del ´90, cumpliendo así el último deseo del  poeta y compositor bahiense Mario Ianquinandi, quien cerrara sus ojos poco tiempo antes, el 29 de junio de ese año. Su afán era crear un espacio que  aglutinara la expresión artística de escritores que tuvieran allí un territorio para hacer conocer la riqueza en palabras, de sus textos.
Sus amigos encabezados por los incansables Mariel Estrada y Antonio Germani tomaron la posta de este sueño y formaron entonces un lugar que alberga desde hace 22 años a poetas, músicos, bailarines, actores y artistas plásticos que dan forma mensualmente a un espectáculo coronado por la fiel concurrencia de un público masivo que colma el auditorio del  Consejo Profesional  de Ciencias Económicas, en Moreno 219, los últimos sábados de cada mes, de abril a noviembre.
En sus albores, el Salón funcionó en la trastienda de la librería “Pampa-Mar” y luego lo hizo por dos años en el Salón Rosa del Hotel Muñiz, hasta recalar  finalmente en el cálido albergue que de la actualidad.  
El 14 de marzo del ´97 – fecha en la cual Mario hubiera cumplido 60 años- se colocó una Referencia Cultural en la casa que habitó en 19 de Mayo 226 y el 4 del año pasado, un baldosón en su vereda (con la letra del tango “Contáme una historia” que lleva la música de Eladia Blázquez).  
En octubre del ´94 se publicó el libro “CONTRALUZ”, compendio de la obra de 14 poetas y cuentistas, que fue distinguido como “De Interés Cultural” por el Honorable Senado de la provincia de Buenos Aires. 
Muchos proyectos ya se han cristalizado dentro de este Salón, entre ellos la realización del video “MARIO IAQUINANDI. Retrato de una memoria abierta” que fuera declarado de Interés Municipal en octubre de 2006; 
Puede decirse con holgura que Mario Iaquinandi (que no fue como tantos, profeta  en su tierra), ha alcanzado por obra y gracia de este quehacer cultural constante, su cuota de inmortalidad…

martes, 16 de abril de 2013

SE ESTRENO CON GRAN EXITO DOCUMENTAL SOBRE LA VIDA Y OBRA DE CARLOS DI SARLI


La reparación histórica del Señor del Tango encuentra cerrado su círculo: libro biográfico, nuevo monumento en la Plaza del Tango de Bahía Blanca, cita infaltable cada 07 de enero en la esquina del que fuera su nido gaucho (frente al busto que lo inmortalizó en H. Yrigoyen y 12 de octubre), Festival Nacional de Tango con su nombre, permanencia en los salones de baile, reaparición en los medios masivos de comunicación y, ahora, documental sobre su vida y obra.

Una vez más, el maestro bahiense logró conmover los corazones de sus admiradores y simpatizantes, pero esta vez no fue sólo con su música sino también con imágenes, palabras, recreaciones de época, evocaciones realizadas a modo de homenaje en los último años y hasta su propia voz plasmadas en un excelente documental realizado por Alberto Freinquel.
Anoche, a las 20 hs se estrenó el documental “CARLOS DI SARLI, EL SEÑOR DEL TANGO” en el Teatro Municipal de Bahía Blanca, a sala llena, con entrada libre y gratuita. Sorprendía ver la cantidad de público joven en la platea que, por amor a la danza (tan característica de la música del maestro), por curiosidad o por interés temprano en las raíces musicales del país y la historia de la ciudad se acercaron a disfrutar de esta historia de vida.
La apertura fue brindada por una locutora oficial que agradeció a las empresas intervinientes en el proyecto producido por José Valle y Néstor Bacega, al público presente y a las instituciones gubernamentales que apoyaron el emprendimiento. Además hizo lectura de una carta enviada por María Amelia Gómez de DI Sarli donde la viuda del maestro explicó los motivos de su ausencia y agradeció profundamente la labor realizada con la imagen y el recuerdo de su esposo por parte de los realizadores.
Seguidamente, tomó la palabra Sergio Raimondi, Director del Instituto Cultural de Bahía Blanca, quien destacó el intenso trabajo del cineasta, expresó su alegría porque el estreno tuviera lugar en el marco de los festejos de los 185 años de Bahía Blanca y concluyó su discurso afirmando que las concepciones y los dichos sobre las ciudades no son inocentes, refiriendo al mote de “mufa” del que fue víctima el músico y consecuentemente la ciudad. “Que estemos hoy reunidos aquí nombrando a Carlos Di Sarli con todas las letras como debe ser, demuestra que los bahienses queremos nuevas historias”.
Esta conclusión dio entrada al director del documental, Alberto Freinquel, quien en un extenso discurso agradeció a todos los colaboradores del film e hizo un recorrido por el trabajo realizado desde el comienzo de la idea surgida del Dr. Eduardo Giorlandini en conversaciones con Bacega hasta la edición final con todos sus entremeses, dificultades y voluntades.
La proyección realizada por Miguel Ángel Thome duró 63 minutos, tiempo durante el cual el teatro en pleno mantuvo absoluto silencio y atención sobre la pantalla suspendida a metros del escenario. El cierre del audiovisual desprendió en los presentes lágrimas, emoción y un aplauso fervoroso y duradero que volvió a repetirse al final de los títulos.
Comentarios: muchos y todos buenos. Los concurrentes salieron “llenos” de la sala, con sus expectativas satisfechas por demás y agradecidos por el recuerdo y la reparación histórica realizada durante estos años por Dandy Producciones, completada magistralmente por Freinquel, Giorlandini, Bacega y colaboradores.



martes, 9 de abril de 2013

Leopoldo Torres Ríos: pionero del cine argentino



Comenzó su carrera como jefe de propaganda de la "Cinematográfica Terra" allá por 1916-17.
Después, para poder hacer cine; se unió a José A. Ferreyra para quien escribió "Palomas Rubias" en 1920, pero "El Guapo del Arrabal" del año 1922 es en realidad su primera película. A ésta siguiéronle muchas otras hasta que debutó en el cine sonoro con la obra de Alberto Vacarezza "El Conventillo de la Paloma" llevada a la pantalla en 1936.
Fue un tesonero y grande realizador del cine argentino si bien su ardua labor no tuvo la recompensa esperada, pues a una buena película sucedíale otra mediocre, pero así y todo quedó el concepto de haber sido un director original de éxitos encomiables, siendo maestro y guía de su hijo Leopoldo Torre Nilsson.
Recordando títulos de sus películas en la cinematografía hablada hallamos: "Adiós Buenos Aires", "El Sobretodo de Céspedes", "Los pagarés de Mendieta", "La Vuelta al Nido", "La Estancia del Gaucho Cruz", "Pelota de Trapo", "Santos Vega vuelve", "Romance sin palabras", "El Comisario de Tranco Largo", "La Tía de Carlos", "Lo que le pasó a Reynoso", "La Luz de un Fósforo", "En cuerpo y alma", "Edad difícil", "Demasiado jóvenes", "El Hijo de la Calle", "El Regreso".
A la canción popular aportó las letras de algunos tangos, siendo el primero "La Muchacha del Arrabal", que con música de Roberto Firpo escribió en colaboración con Ferreyra su compañero de todas las horas en la lucha del ideario común: el cine criollo. Este tango se hizo para adaptarlo al filme del mismo nombre del citado José A. Ferreyra del año 1921, y que grabó posteriormente Carlos Gardel que por esa época andaba mezclado con la gente dedicada a la cinematografía; fue de los primeros cineastas amigos que tuvo.
Fue periodista, colaborando en revistas como "Caras y Caretas". Para algunos de sus filmes hablados, también escribió canciones, mereciendo la cita sus tangos "Mirando la lluvia", con música de Avilés y "Adiós, Buenos Aires" con la de Sciammarella.
Torre Ríos nació en Buenos Aires el 27 de diciembre de 1900 y allí falleció el 9 de abril de 1960.

jueves, 4 de abril de 2013

Alfredo Alcón y Joaquín Furriel protagonizan “Final de partida” en el Teatro San Martín



La obra es una las piezas más emblemáticas del novelista y dramaturgo irlandés Samuel Beckett. Se presenta de miércoles (día de entradas populares) a domingo en la Sala Casacuberta del Complejo Teatral de Buenos Aires (Av. Corrientes  1530). Acompañan a la reconocida dupla, los actores Graciela Araujo (Nell) y Roberto Castro (Nagg). Alcón, además de interpretar el papel central de la pieza, también oficia como director.
Desde la propia contemplación de la escenografía se puede augurar una historia triste y sombría. Sólo adornan el escenario una silla cubierta de trapos, dos tachos sucios ubicados a un costado y una serie de bolsas de arpillera y herramientas distribuidas por doquier. La estética se corresponde a los lineamientos del autor, quien a lo largo de su extensa trayectoria, profundizó en un concepto del teatro despojado y se obsesionó por encontrar y generar significados desde la simpleza de los detalles.
Escondido debajo de unos lentes oscuros y postrado en una silla de ruedas, Alcón interpreta a Hamm, un anciano ermitaño, demandante y gruñón. Su única función en el mundo es la de ejercer el abuso de autoridad sobre seres entregados y dependientes sin esperanza alguna sobre la vida y el futuro. Clov (Furriel) es su sirviente, quien le profesa un trato de obediencia y fidelidad, que oscila entre la obligación del trabajo y la comodidad de lo previsible.
Luego aparecerán Nell (Graciela Araujo) y Nagg (Roberto Castro), los padres de Hamm, que viven dentro de unos recipientes porque han perdido sus piernas en un accidente. Sus participaciones aportan información a la trama y a la historia de los personajes, que se asoma fundamentalmente entre los diálogos reiterados entre el amo y su asistente. La desidia y el aburrimiento son parte fundamental en la vida de los protagonistas quienes reparten su existencia entre el hambre, la miseria y el dolor. Cada uno saborea la soledad y la angustia a su manera, colgándose de hasta el acontecimiento más nimio sobre la tierra, para darle un sentido más llevadero a una rutina colmada de quejas e irritación.
El guión es oscuro y complejo, se realiza principalmente desde la palabra hablada y no desde las acciones. Es un teatro sostenido en el diálogo, el monólogo y la reflexión, dado que los  personajes  literalmente son seres inmóviles y postrados, que sólo hablan, se quejan y recuerdan tiempos pasados. Sólo Clov, el sirviente, tiene capacidad de movimiento, (camina, sube escaleras, provee alimentos, distribuye información), aunque no necesariamente se desenvuelve con libertad de pensamiento; y es por eso, que su voluntad y determinación, son los únicos que pueden llegar a cambiar el curso de la historia.
“Final de partida” es preferentemente una obra simbólica, que subyace en una gran puesta en escena,  sostenida por la interpretación magistral de sus actores protagonistas. Los mismos que le ponen el cuerpo y la voz a estos hombres miserables que se debaten entre la amargura y la soledad de les proveen sus existencias llenas de nada.

Viviana Cipolla 

martes, 2 de abril de 2013

Roberto Arlt

Hijo de un inmigrante prusiano y una italiana, Roberto Godofredo Christophersen Arlt nació en Buenos Aires, en el barrio de Flores, el 2 de abril de 1900.
   Publicó El juguete rabioso, su primer novela, en 1926. Por entonces comenzaba también a escribir para los diarios Crítica y El mundo. Sus columnas diarias Aguafuertes porteñas, aparecieron de 1928 a 1935 y fueron después recopiladas en el libro del mismo nombre. Se divertía contando de sus amistades con rufianes, falsificadores y pistoleros, de las que saldrían muchos de sus personajes. Las Aguafuertes se convirtieron con el tiempo en uno de los clásicos de la literatura argentina.
   Al mismo tiempo de su actividad como escritor, Arlt buscó constantemente hacerse rico como inventor, con singular fracaso. Formó una sociedad, ARNA (por Arlt y Naccaratti) y con el poco dinero que el actor Pascual Naccaratti pudo aportar instaló un pequeño laboratorio químico en Lanús. Llegó incluso a patentar unas medias reforzadas con caucho, que no fueron comercializadas, y al decir de un amigo, "parecen botas de bombero".
En 1935, viajó a España y África enviado por El Mundo, de donde salen sus Aguafuertes Españolas. Pero salvo este viaje y alguna escapada a Chile y Brasil, permaneció en la ciudad de Buenos Aires, tanto en la vida real como en sus novelas, Los siete locos y su continuación, Los lanzallamas.
Murió de un ataque cardíaco en Buenos Aires, el 26 de julio de 1942.

    Los siete locos
    Las opiniones del Rufián Melancólico

[...]
    Caminaban junto a los bardales, y en el dulce atardecer las palabras del macró abrían un paréntesis de extrañeza en Erdosain. Comprendía que se encontraba junto a una vida substancialmente distinta a la suya. Entonces, le preguntó:
    ­ ¿Y cómo se inició usted en la "vida"?
    ­ En ese tiempo era joven. Tenía veintitres años y una cátedra de matemáticas. Porque yo soy profesor ­añadió orgullosamente Haffner­, profesor de matemáticas. Con mi cátedra iba viviendo, cuando en un prostíbulo de la calle Rincón encontré una noche a una francesita que me gustó. Hace de esto diez años. Precisamente en esos días había recibido una herencia de cinco mil pesos de un pariente. Lucienne me agradó, y le ofrecí que vinera a vivir conmigo. Tenía un cafishio, el Marsellés, un gigante brutal, a quien veía de vez en cuando. No sé si por la labia, o porque era lindo, el caso es que la mujer se enamoró, y una noche de tormenta, la saqué de la casa. Fue eso una novela. Nos fuimos a las sierras de Córdoba, después a Mar del Plata, y cuando los cinco mil pesos se terminaron, le dije: "Buenos, adiós idilio. Se terminó." Entonces ella me dijo: "No, mi querido, nosotros no nos separaremos más."
    Ahora iban bajo las bóvedas de verdura, ramas entrelazadas y ábsides de tallos.
    ­ Yo estaba celoso. ¿Sabe usted lo que es estar celoso de una mujer que se acuesta con todos? ¿Y sabe usted la emoción del primer almuerzo que paga ella con la plata del mishé? ¿Se imagina la felicidad de comer con los tenedores cruzados, mientras el mozo los mira a usted y a ella sabiendo quiénes son? ¿Y el placer de salir a la calle con ella prendida de un brazo mientras los tiras lo relojean? ¿Y ver que ella, que se acuesta con tantos hombres, lo prefiere a usted, únicamente a usted? Eso es muy lindo, amigo, cuando se hace la carrera. Y ella es la que se preocupa de que usted consiga otra mujer para que la explote, ella es la que la trae a su casa diciendo: "vamos a ser cuñadas", ella es la que varea a la primeriza para que levante únicamente viajes para usted, y cuanto más tímido y vergonzoso es usted, más goza ella en destruir sus escrúpulos, en hundirlo en su basura, y de pronto... cuando menos se acuerda se encuentra enterrado hasta los pelos en el barro... y entonces hay que bailar. Y mientras la mujer está metida hay que aprovechar, porque un día le da una viaraza, enloquece por otro, y con la misma inconsciencia con que lo siguió a usted se sacrifica de nuevo. Me dirá usted: ¿para qué necesita una mujer un hombre? Más, desde ya le diré: Ningún dueño de prostíbulo va a tratar con una mujer. Con quien trata es con su "marlu". El cafishio le da a una mujer tranquilidad para ejercer su vida. Los tiras no la molestan. Si cae presa, él la saca; si está enferma, él la lleva a un sanatorio y la hace cuidar, y le evita líos y mil cosas fantásticas. Vea, mujer que en el ambiente trabaja por su cuenta termina siendo siempre víctima de un asalto, una estafa o un atropello bárbaro. En cambio, mujer que tiene un hombre trabaja tranquila, sosegada, nadie se mete con ella y todos la respetan. Y ya que ella, por un motivo o por otro, eligió su vida, es lógico que por su dinero pueda darse la felicidad que necesita.
    Claro, para usted todo esto es nuevo, pero ya se va a ir haciendo. Y si no, dígame: ¿cómo explicar que haya fioca que tenga hasta siete mujeres? El tano Repollo llegó en sus buenos tiempos a tener once mujeres. El gallego Julio, ocho. No hay francés casi que no tenga tres mujeres. Y ellas se conocen, y no sólo se conocen, si no que saben vivir juntas y rivalizan en quién le da más, porque es un orgullo ser la preferida de un hombre que los sosiega a los pesquisa más prepotentes de una sola mirada. Y pobrecitas, son tan locas, que uno no sabe si compadecerlas o romperles la cabeza de un palo.
    Erdosain se sentía anonadado por el desprecio formidable que ese hombre revelaba hacia las mujeres. Y recordaba que en otra oportunidad el Astrólogo le había dicho: "El Rufián Melancólico es un tipo que al ver una mujer lo primero que piensa es esto: Ésta, en la calle, rendiría diez o veinte pesos. Nada más."
    Y ahora sintió Erdosain que el hombre le repugnaba. Para cambiar de conversación, dijo:
    ­ Dígame... ¿Usted cree en el éxito de la empresa del Astrólogo?
    ­ No.
    ­ ¿Y él sabe que usted no cree?
    ­ Sí.
    ­ ¿Y por qué usted lo acompaña?
    ­ Yo lo acompaño relativamente, y de aburrido que estoy. Ya que la vida no tiene ningún sentido, es igual seguir cualquier corriente.
    ­ ¿Para usted la vida no tiene ningún sentido?
    ­ Absolutamente ninguno. He organizado toda mi vida como la de un industrial. Todos los días me acuesto a las doce y me levanto a las nueve de la mañana. Hago una hora de ejercicio, me baño, leo los diarios, almuerzo, duermo una siesta, a las seis tomo el vermut y voy a lo del peluquero, a las ocho ceno, después salgo al café, y dentro de dos años, cuando tenga doscientos mil pesos, me retiraré del oficio para vivir definitivamente de mis rentas.
    ­ Y en realidad, ¿cuál va a ser su intervención en la sociedad del Astrólogo?
    ­ Si el Astrólogo consigue dinero, guiarlo en la junta de mujeres y en la instalación del prostíbulo.
    ­ Pero usted, en su interior, ¿qué piensa del Astrólogo?
    ­ Que es un maniático que puede o no tener éxito.
    ­ Pero sus ideas...
    ­ Algunas son embrolladas, otras claras, y francamente, no sé hasta donde quiere apuntar ese hombre. Unas veces usted cree estar oyendo a un reaccionario, otras a un rojo, y, a decir verdad, me parece que ni él mismo sabe lo que quiere.
    ­ ¿Y si tuviera éxito...?
    ­ Entonces ni Dios sabe lo que puede ocurrir. ¡Ah!, a propósito, ¿usted le habló de cultivos de bacilos del cólera asiático?
    ­ Sí... sería un magnífico medio de combate contra el ejército. Desparramar un cultivo en cada cuartel. ¿Se da cuenta? Simultáneamente, treinta o cuarenta hombres pueden destruir el ejército y dejar que las masas proletarias hagan la revolución...
    ­ El Astrólogo lo admira mucho a usted. Siempre me ha hablado de usted como de un individuo que tiene grandes posibilidades de éxito.
    Erdosain sonrió halagado.
    ­ Sí, algo estudia uno para destruir esta sociedad. Pero volviendo a lo de antes: lo que yo no concibo es su posición respecto a nosotros...
    Haffner se volvió rápidamente, midió de una mirada a Erdosain como extrañado por los términos de éste, y luego, sonriendo burlonamente, agregó:
    ­ Yo no estoy en ninguna posición. Entiéndame bien. A mí no me perjudica ayudar al Astrólogo. Lo demás, sus teorías, las tomo como a cuenta de conversación. Él es para mí un amigo que piensa instalar un negocio, previsto y tolerado por nuestras leyes. Eso es todo. Ahora, que el dinero que él gane con ese negocio lo invierta en una sociedad secreta o en un convento de monjas, personalmente no me interesa. Ya ve usted que mi actuación en la famosa sociedad no puede ser más inocente.
    ­ ¿Y a usted le resulta lógico pensar que una sociedad revolucionaria se base en la explotación del vicio de la mujer?
    El Rufián frunció los labios. Luego, mirando de reojo a Erdosain, se explicó:
    ­ Lo que usted dice no tiene sentido. La sociedad actual se basa en la explotación del hombre, de la mujer, y del niño. Vaya, si quiere tener consciencia de los que es la explotación capitalista, vaya a las fundiciones de hierro de Avellaneda, a los frigoríficos y a las fábricas de vidrio, manufactura de fósforos y tabaco. ­Reía desagradablemente al decir estas cosas­. Nosotros, los hombres del ambiente, tenemos una o dos mujeres; ellos, los industriales, a una multitud de seres humanos. ¿Cómo hay que llamarles a esos hombres? ¿Y quién es más desalmado, el dueño de un prostíbulo o la sociedad de accionistas de una empresa? Y sin ir más lejos, ¿no le exigían a usted que fuera honrado con un sueldo de cien pesos y llevando diez mil en la cartera?
    ­ Tiene razón... pero entonces, ¿por qué me facilitó el dinero?
    ­ Eso es harina de otro costal.
    ­ Pero a mí me preocupa.
    ­ Bueno, hasta la vista.
    Y antes de que Erdosain pudiera contestarle, el Rufián tomó por una diagonal arbolada. Andaba apresuradamente. Erdosain le miró un instante, luego echó a caminar tras él, y le alcanzó junto a una esquina. Haffner se volvió irritado, y ya estridente exclamó:
    ­ ¿Se puede saber qué es lo que quiere usted de mí?
    ­ ¿Lo que quiero?... Quiero decirle esto: Que no le agradezco absolutamente nada del dinero que me ha dado. ¿Sabe? ¿Quiere el cheque? Aquí lo tiene.
    Y, efectivamente, se lo alcanzaba, pero el Rufián lo examinó esta vez despreciativamente:
    ­ No sea ridículo, ¿quiere? Vaya y pague.
    Los alambrados ondularon ante los ojos de Erdosain. Sufría visiblemente, porque palideció hasta quedar amarillo. Se apoyó en un poste, creía que iba a vomitar. Haffner, detenido frente a él, le preguntó condescendiente:
    ­ ¿Se le pasa el mareo?
    ­ Sí... un poco...
    ­ Usted está mal... tiene que hacerse ver...

  [...]