domingo, 28 de junio de 2015

Juan Carlos Thorry

Thorry, cuyo nombre era José Antonio Torrontegui, comenzó como locutor en la década del treinta, pero su consagración la alcanzó entre las décadas del cuarenta y cincuenta, período en el que actuó en más de 60 películas, en las cuales fue galán de Mirtha Legrand, Zully Moreno y Sofía Bozán, entre otras. También fue partenaire de Luis Sandrini y Niní Marshall. "Doctor Cándido Pérez... señoras" fue, en los años sesenta, su gran éxito en la TV. En teatro también protagonizó y dirigió recordadas obras.
Su último trabajo se registró en 1994 en la tira "Aprender a volar", de Canal 13. Thorry tuvo seis mujeres, una de las cuales fue la actriz Analía Gadé.Actor, cantante, animador radiofónico, director teatral y cinematográfico y, en los últimos años, maestro de jóvenes con vocación artística, Juan Carlos Thorry, que falleció ayer a los 91 años como consecuencia de un paro cardíaco, fue una de las figuras de más amplia y popular trayectoria que frecuentó, durante más de sesenta años de actividad, casi todos los géneros, tanto en la Argentina como en diversas ciudades de Europa y América latina.
Su simpática sonrisa y un porte de galán que unía a su estudiada displicencia ese sello tan particular de hombre mundano y pícaro porteño, además de esos gestos desenvueltos que enamoraban con facilidad a las mujeres, fueron los toques de distinción que utilizó para componer infinitos personajes y, como director, trasladar, tanto al cine como al teatro, un oficio que maduró entre escenarios y cámaras.
Nació como José Antonio Torrontegui en Coronel Pringles, el 28 de junio de 1908. Fue criado como hijo propio por una tía aristócrata y a los cuarenta años conoció a su verdadera madre. Uno de sus tíos, importante médico en la época de apogeo de Castex y Finochietto, pretendía que su sobrino siguiese su misma carrera.
Pero el por entonces muy joven Thorry se sentía tentado por la bohemia porteña, por las noches de una calle Corrientes recién ensanchada, por las luces de neón de las marquesinas de los teatros. Sin embargo, finalizó su bachillerato en el colegio San José, aunque a veces los libros quedaban de lado, ya que aquel Torrontegui siempre lograba algún papel en el cuadro filodramático de su escuela.
Constantemente acicateado por su tío, se inscribió primero en la Facultad de Medicina, donde cursó dos años, y luego en la de Derecho. En tanto, continuaba con sus estudios, que poco a poco iban quedando de lado, ya que Thorry prefería a esa troupe estudiantil que ofrecía espectáculos barriales.
En estas andanzas conoció a Raúl Sánchez Reynoso, creador de la popular orquesta de jazz Santa Paula Serenades. En ese conjunto halló Thorry el verdadero comienzo de su trayectoria artística. Su voz cálida y su dominio del inglés le abrieron la puerta como chansonnier de ese grupo.
Los comienzos de la década del treinta hallaron a Thorry en cafés poblados de noctámbulos, donde conoció a los más populares astros de esos días. Uno de ellos, Enrique Santos Discépolo, iba a montar en el teatro Monumental el espectáculo "Mis canciones 1932". El elenco estaba encabezado por Tania, y Thorry fue contratado porque -él solía recordarlo- "canturreaba más que los demás".
Ya la pasión por estar frente al público se había hecho carne en ese muchacho provinciano que se estaba ganando un lugar en la gran ciudad. Intervino en un espectáculo radioteatral organizado por Fernando Ochoa, Claudio Martínez Paiva y el empresario Antonio Zuparo, que salía al aire desde el cine París.
Thorry, convertido en animador, ya sabía modular su voz y pararse en un escenario. Además, su simpatía le permitía congregar muchos admiradores (y, sobre todo, admiradoras).
Sin embargo, su trabajo profesional definitivo comenzó en 1935. Se desempeñó en Radio El Mundo como locutor, y poco después se convirtió en el insustituible partenaire de Niní Marshall durante varias temporadas consecutivas.
Juan Carlos Thorry ya adquiría nombre propio en los disparatados diálogos con Cándida o Catita, dos de los personajes más entrañables de la no menos entrañable Niní.
Por esa época, Luis César Amadori lo convocó para trabajar en el teatro Maipo, donde Thorry actuó en temporadas junto a nombres tan recordados como los de Pepe Arias, Gloria Guzmán, Sofía Bozán, Tita Merello, Severo Fernández y otros grandes de esos años de oro de la revista porteña.
Su llegada al cine fue sorpresiva. Mientras cantaba en la confitería Richmond de Florida aparecieron Tita Merello, Manuel Romero y Luis Bayón Herrera. Romero había escrito para Carlos Gardel el guión de "El caballo del pueblo". Pero el director cinematográfico y el famoso cantante pelearon y Romero, furioso, exclamó: "¡Lo voy a reemplazar con un desconocido, con un cualquiera!" Y ese desconocido, ese cualquiera fue Juan Carlos Thorry.
EL TRABAJO CONSTANTE
Desde aquel momento el actor no dejó de ponerse en la piel de infinitos personajes. Rodó casi sesenta films, en los que acompañó a las damas jóvenes de más popularidad de las décadas del cincuenta, sesenta y setenta. Fue pareja de Mirtha Legrand en "Los martes orquídeas" (1941), y esta película le abrió a Thorry el camino de la fama en la pantalla grande.
Los estudios Lumiton, Argentina Sono Film y Efa, que por esos años se transformaban en semillero de actores y actrices jóvenes, no tardaron en convocar a Thorry para que animara los más dispares y disparatados guiones. En 1936 participó del elenco de "Radio Bar", al que siguieron títulos de enorme repercusión popular: "Dos amigos y un amor", "Maestro Levita", "Villa Discordia", "Senderos de fe", "Cándida", junto a la impagable Niní Marshall, "El solterón", "Isabelita", "Yo quiero ser bataclana", "Cuando besa mi marido", "El retrato", "La hostería del Caballito Blanco", "La casta Susana", "El demonio es un ángel", "Concierto de bastón", "Especialista en señoras" y "La pequeña señora de Pérez", convertida en exitosísima saga.
ESTRELLAS JUVENILES
Junto a Susana Freyre formó una de las más simpáticas parejas cinematográficas en "Con el diablo en el cuerpo", y al lado de María Duval reafirmó sus dotes de comediante en "La serpiente de cascabel" y "Cita en las estrellas". Muy pocas de las juveniles estrellitas de la época estuvieron ausentes de esos films en los que Thorry era siempre el personaje simpático, desinhibido y cordial de esas tramas elaboradas para divertir a un público sin demasiadas pretensiones cinéfilas.
Entre 1948 y 1950 se presentó como cantante en la televisión norteamericana en "El show de Wendy Barrie". En 1955, junto a Analía Gadé, que lo acompañó en varias temporadas teatrales y con la que se casó a comienzos de la década del cuarenta, viajó a España, donde permaneció seis años en constante actividad. Allí protagonizó "Irma, la dulce" y dirigió "La rue de la peur".
En 1958, tras su separación de Analía Gadé, regresó a Buenos Aires y se incorporó a la televisión. Encabezó los ciclos "La familia Gesa" y condujo, por Canal 13, "Casino Philips". Pero su gran éxito en la pantalla chica fue el programa "Doctor Cándido Pérez... señoras", escrito por Abel Santa Cruz y coprotagonizado por Julia Sandoval y Teresa Blasco, que permaneció en el aire de 1962 a 1970.
Fue uno de los animadores del espacio "Grandes valores del tango", y sus últimas apariciones en la televisión fueron en "Stress", al lado de Irma Córdoba, y "Aprender a volar".
MUJERES EN SU VIDA
La vida matrimonial de Thorry fue bastante prolífica en materia de esposas, y tuvo muchos menos romances que los que le adjudicaron.
"Uno nunca puede explicarse bien el motivo por el cual termina una relación; termina, eso es todo. Nadie es culpable, tampoco me gusta buscar al culpable. Creo que ambos se cansan, se hastían y deciden terminar."
La primera esposa fue María Zubarry, hermana de Olga, con quien mantuvo una relación que duró siete años. Posteriormente mantuvo con ella una gran amistad.
"Un año después de la separación me casé con Analía Gadé -declaró Thorry en una entrevista-. Nos conocíamos desde mucho antes, habíamos trabajado juntos. Con ella fue distinto, la relación fue mucho más corta. Dejamos de querernos en poco tiempo, pero no nos habíamos dado cuenta."
La tercera esposa fue Susana Dasso García, 32 años menor que él. "Con ella fue algo extraño, no es del ambiente artístico, nunca tuvo nada que ver con él, salvo ahora que está casada conmigo", declaró Thorry en su oportunidad.
LA ÚLTIMA COMPAÑERA
Luego llegaron otras mujeres a su vida: Regina Fernández, Dinka, pero nadie tan apreciada como Alma Vélez, su última esposa, veinte años menor, con quien se casó en 1985. Alma fue su compañera tanto en los últimos años de su vida como en su profesión.
Juntos se radicaron en San Antonio de Padua, y en 1995, cuando el mal de Parkinson ya se estaba insertando en su cuerpo, crearon una escuela y una sala de teatro, donde ella daba clases y él dirigía las obras que se presentaban en ese espacio barrial.
Su última actuación se registró en un programa de Canal 13, en 1994, "Aprender a volar".
De esa casa de estudios surgieron muchos nombres que alcanzaron una gran popularidad. Siempre coqueto, en los últimos tiempos Thorry se negaba gentilmente a los reportajes. Quería que se lo recordase como aquel galán simpático y querendón que enloquecía a las adolescentes de bucles y moños, símbolo de un pasado que siempre será historia.

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