Leopoldo Lugones nació en la Villa de María del Río Seco,en la provincia argentina de Córdoba,un sábado 13 de junio de 1874. Los Lugones se preciaban ya de ser una familia cordobesa de antiguo linaje, su ascendencia criolla se remontaba al Perú del siglo XVI, y sus abuelos conocieron la Argentina de los primeros años de la independencia.
Desde niño Lugones convivió con los nombres de los próceres y fundadores de la Patria, familias ligadas por parentesco o amistad con la suya. Esta diferencia con los hijos de los emigrantes extranjeros, que el adoptó como un rasgo de hidalguía aristocrática, fue quizás determinante en el nacionalismo extremado que profesó políticamente.
Aprendió las primeras letras de la mano de su madre doña Custodia Arguello y de ella recibió una educación católica estricta.
Más tarde concurriría a la pequeña escuela de Ojo de Agua dirigida por Miguel Novillo donde recibió su enseñanza: ortografía, letra redonda y matemáticas rudimentarias.
Cursa el bachillerato en el Colegio Nacional de la ciudad de Córdoba, en donde destacó tanto por su aplicación como por su rebeldía. Y es en esa ciudad provinciana donde se iniciará a los dieciocho años en el periodismo y en la literatura.
Las primeras actividades literarias de Lugones se desarrollarán en el marco de un periódico liberal, Pensamiento Libre, anatemizado por ateo, anticlerical y anarquista. Es entonces cuando funda en Córdoba el primer centro socialista, y en 1898 decide instalarse en Buenos Aires.
Rubén Darío lo encontró en esos años en la capital argentina y lo describió como un muchacho bizarro de veintidós años, de chambergo y anteojos y lo definió como "fanático y convencido incontestable".
Su trabajo esporádico en distintos diarios porteños se verá reforzado por un empleo en Correos que no le durará demasiado tiempo.
Una ocupación singular: hace la crónica de sucesos en el diario La Montaña. Más tarde ingresa en el ministerio de Instrucción Pública y en pocos años accede al empleo d inspector de enseñanza media.
Su actividad política no cesa, pese a su rápido abandono del socialismo, y en 1903 apoya la candidatura del conservador Quintana para la Presidencia de la República. Para entonces ya era conocido en Buenos Aires como poeta, orador y polemista.
Revistas importantes como La Biblioteca que dirigía Paul Groussac, publican capítulos de la Guerra Gaucha y Las Montañas de Oro desde 1897, año en que nace su único hijo.
Entre 1896 y 1903 desarrolla su actuación socialista, en compañía de quienes serían también escritores importantes dentro de la literatura argentina, como el historiador Roberto Payró, Alberto Gerchunoff autor de Los Gauchos Judíos, Manuel Ugarte y José Ingenieros.
Es entonces un militante exaltado que se rebela contra el orden social impuesto por la oligarquía gobernante.
En el Ateneo de Buenos Aires lee una conferencia-manifiesto titulada Profesión de fe que es saludada como subversiva e incendiaria y el periódico la Vanguardia la describe así: "Canta a la ciencia, y a la igualdad, fulmina el dios Millón, desprecia al clero, espera de la agitación del pueblo, excita a la lucha por la idea, pinta sus dolores y predica su triunfo".
Pero es ese mismo periódico socialista el que publicará la expulsión de Lugones del Partido Socialista por inconsecuencia, medida que suscitará la protesta del escritor en nombre de los servicios prestados a la causa.
Tres años después, en 1906, Lugones hace su primer viaje a Europa tras el éxito de su primera reunión de poemas importantes Los crepúsculos del jardín.
Viaje que repetirá en 1911 después de Lunario sentimental.
Dos salidas al extranjero, obligadas en un argentino que se precie, que tienen cierto paralelismo con los dos viajes adolescentes de quién sería su mejor discípulo: Jorge Luis Borges.
Salvando las distancias, tanto en Borges como en Lugones el regreso a su país incrementa el interés de ambos escritores por los temas nacionales.
Borges al regresar publica Fervor de Buenos Aires y se interesa por la literatura gauchesca.
Lugones escribe varias conferencias sobre el Martín Fierro que constituirán su libro el Payador y publica otro sobre Sarmiento. Pero aún volverá a viajar en 1913 enviado por el diario La Nación, ya en los umbrales de la guerra mundial. Cuando muere Rubén Darío, está otra vez en Buenos Aires, es su viejo amigo y maestro al que homenajea en una oración fúnebre en la que le llama "mi hermano en el misterio de la lira"
En 1920 publica "Mi beligerancia", un libro de panfletos doctrinarios que lo aleja cada vez más del joven socialista que fue y lo acerca al incipiente nacionalismo ultra argentino, calcado del fascismo italiano y de los movimientos belicistas europeos. Pero la política no es su única pasión, Lugones se sigue interesando por la ciencia y de este interés surge su libro "El tamaño del espacio"(1921) que versa sobre la física moderna, influencia de estos estudios los veremos también en muchos de sus cuentos fantásticos que merodean la ciencia ficción. Escribe también como un simbolista tardío las páginas de "Las horas doradas(1922).
Pero el gran escándalo tendrá lugar un día de julio de 1923, cuando Lugones pronunciara una incendiaria conferencia en el teatro Coliseo de Buenos Aires titulada "Ante la doble amenaza".
La virulencia de sus palabras y el tono exaltado de sus ideas provocarán la repulsa de las fuerzas democráticas que comienzan a verle como un peligro. Los diarios más progresistas lo presentan como un nacionalista que copia los peores modelos extranjeros . El líder socialista Alfredo Palacios lo llama chauvinista.
Pese a ello sus actividades no decrecen, y mientras escribe verso, prosa o se dedica a los estudios helénicos, prosigue su campaña a favor de una dictadura derechista que llegará en 1930 con el golpe militar del general Uriburu, que acaba con el gobierno constitucional del viejo caudillo radical Hipólito Yrigoyen. Su importancia en la trama civil del golpe le trajo el rechazo de muchos intelectuales, algunos de los cuales habían sido sus amigos de juventud.
Y en el círculo de los escritores más jovenes, entre los que se encontraba Borges que no llego nunca a visitarlo, tambien se le atacaba con dureza. Era el poeta del régimen, el poeta burocrático el intelectual de la oligarquía. Pero sin embargo los jóvenes acabarán reconociendo en él al gran escritor, sobre todo tras su muerte.
Hizo falta que desapareciera el hombre que atraía la polémica, para que su obra fuera considerada con serenidad. Y decepcionado por la marcha de la historia política argentina y quizás desengañado, una vez más de sus ideas políticas, se suicida el 18 de febrero de 1938 en la habitación de un hotel en el tigre una localidad cercana a Buenos Aires. Lo hace un año después del suicidio de Horacio Quiroga, mezclando arsénico y whisky.
No hay comentarios:
Publicar un comentario